martes, 29 de noviembre de 2005

Un pedazo de carne me indica que algo no está bien, que algo debiese estar en otro sitio. Las cosas no siguen un curso determinado, natural. Menos preocupado por la prueba de lo que se pudiera pensar, veo a la ciudad transpirrar bajo los pasos agigantados de mi persona que la recorre como si fuera un oficio. La ciudad es grande ahora, está en su naturaleza cambiar, no ser siempre las mismas, dejar espacios donde la indeterminación es mayor. La ciencia moderna dice muchas cosas similares, por ejemplo la cibernética, con sus procesos y rarezas que al final van determinando una serie de etapas donde los organismos tienden en mayor o menor medida a una desintegración de sus componentes. Con el término desintegración recuerdo una campana, no me explico el motivo. Y lo más fabuloso es que todo depende de ciertas finalidades ¿El hombre no estructura su vida así? Todos tenemos pequeñas metas para llegar a un objetivo, y nos estructuramos para obtener cada una de ellas. Y aunque estemos detenidos, siempre debemos aprovechar en algo el día. Correr quizá no ayuda, pero se siente un cierto placer culpable.

1 comentario:

Daniel dijo...

HOoola como estas... escribes bien me parece... nose como te llego la invitacion a participar creo que yo te la mande... trata de subir algo luego para que empezemos desde ya a mostrar como eramos antes de... adios